29 de junio de 2010

Dos seismos de leve intensidad se registraron en Sepúlveda y Fuente el Olmo de Fuentidueña

La baja magnitud de los terremotos (1.8 y 1.0) impidió que la población de ambas localidades pudiera sentir el temblor

Dos seismos leves se registraron a última hora del pasado domingo y en la madrugada de ayer lunes en la provincia de Segovia, según informó la Red Sísmica Nacional, dependiente del Instituto Geográfico Nacional.

El primero de los temblores quedó registrado en el sismógrafo a las 22,57 horas del domingo, localizándose su epicentro al oeste de Sepúlveda. La magnitud del mismo fue de 1.8 (mbLg). Pocas horas después, en la madrugada del lunes (03,56 horas), tuvo lugar lo que en la Red Sísmica Nacional se consideró como una réplica. El epicentro de este segundo movimiento de tierras, de magnitud 1.0 (mbLg), se situó al sureste de Fuente el Olmo de Fuentidueña.

Fuentes de la Red Sísmica Nacional insistieron ayer en que ambos temblores habían sido “muy pequeños” y “prácticamente imperceptibles” para la población de la comarcas de Sepúlveda y Fuentidueña, al haber sido de una magnitud inferior a 2,5. En cualquier caso, reconocieron que ambos sucesos han llamado la atención de los expertos “por lo inusual” de que se produzcan seismos en tal zona de la provincia. No obstante, geólogos consultados por esta Redacción calificaron los dos temblores como “hechos curiosos” por localizarse en las inmediaciones de los principales pliegues y cabalgamientos de los macizos de Sepúlveda y Fuentidueña.

En los últimos once años, la Red Sísmica Nacional ha registrado otros cinco seismos en la provincia, todos de leve intensidad, de los que uno tuvo lugar en La Granja de San Ildefonso (1999), y cuatro en Ceguilla (tres en 2000 y uno en 2003). De todos ellos, el único que sintió ligeramente fue el registrado en 2003, recordado todavía por los vecinos de la zona de Navafría.

19 de junio de 2010

Romper la monotonía

A pesar del mal momento económico, que la localidad de Fuente El Olmo de Fuentidueña arrastra al igual que otros muchos núcleos en la provincia, desde el Ayuntamiento no se han resignado a dejar las inversiones a un lado y los recortes llegan desde otros puntos. Sin embargo obras necesarias para ofrecer servicios de calidad a los vecinos, continúan poniéndose en marcha.
Uno de ellos es el arreglo de la Casa Consistorial y la adaptación de la planta baja de este edificio para albergar la secretaría, un proyecto necesario que por fin este año se ha convertido en realidad, gracias al Pacto Local.
Pero sin duda, una de las obras de mayor envergadura que se acometerán en el municipio en los próximos meses será la construcción de un depósito elevado que mejorará el abastecimiento de agua en la localidad. La iniciativa se ha conseguido gracias a la firma de un convenio entre la Consejería de Medio Ambiente y el Ayuntamiento de Fuente El Olmo de Fuentidueña, que a pesar de sus escasos recursos, financiará una parte del coste de estas obras, con el fin de que los vecinos dispongan del agua necesaria y con la mejor calidad posible. El Consistorio invertirá el 20% de los casi 280.000 euros de coste que supondrá la creación de esta nueva infraestructura.
En este sentido y con estos mismos fines, el municipio ha ejecutado en los últimos años varias obras de mejora y cambio en las redes de abastecimiento de la localidad. Son paradojas, ya que el municipio, situado en un llano, está cruzado por el arroyo de las Revillas, por lo que este bien es suficiente e incluso abundante en algunas épocas del año.
A pesar de que las cifras no son buenas para el municipio, en el que más de un 60% de la población son pensionistas y que hace unos meses un estudio le situaba entre los primeros con menor desarrollo de la provincia, la calma se ve alterada no sólo en verano, cuando los hijos del pueblo regresan a sus calles, sino también a partir de octubre, cuando la vida vuelve gracias principalmente a una empresa de producción de planta de fresa, en cuyas instalaciones decenas de personas trabajan especialmente en el denominado triaje, consistente en la selección de la planta y la posterior formación de manojos con la misma.
La mano de obra llega desde distintos puntos de la provincia, pero también del extranjero, especialmente mujeres del este europeo, con lo que la actividad municipal se ve favorecida. Las tiendas y las calles vuelven a recobrar la vida que tuvieron durante el mes de agosto y en algunos casos incluso familias enteras se instalan, aunque sólo sea por unos meses, en el municipio. Como tal, también aumenta la demanda de vivienda y de servicios de escolarización de los pequeños. Los temporeros rompen la monotonía de las calles de Fuente El Olmo por unos días, pero con la llegada del invierno, son muy pocos los que se quedan. La mayoría regresan, al igual que la localidad, a su rutina diaria.
La rutina del trabajo, descansa las jornadas de los fines de semana, cuando muchos de los empleados aprovechan para realizar sus compras semanales, pero también para conocer el municipio que les ha acogido y pasear por sus calles y cruzar por su puente medieval, construido en piedra sobre el arroyo de las Revillas.
También merece la pena visitar la iglesia parroquial, dedicada a San Pedro en Cátedra, un templo románico de modestas dimensiones pero que conserva en buen estado el volumen de la nave con su cornisa de canecillos. Tal y como ocurre en otros templos similares de la comarca, la cabecera del templo es la misma torre, en este caso de dos cuerpos y construida sobre planta cuadrada.
De su interior cabe destacar un artesonado mudéjar, su coro de madera labrada, un retablo barroco y una cajonera en la sacristía.

FUENTE EL OLMO DE FUENTIDUEÑA

Tradiciones: Todavía durante la festividad de San Isidro, los vecinos siguen siendo fieles a degustar una merienda con escabeche.
Gastronomía: El municipio es tierra de cereal, pero junto a su arroyo también abundan las huertas, por lo que estos productos no faltan en ninguna mesa de los vecinos. También sus tierras forman parte de la denominación de vinos de calidad Valtiendas.
Fiestas: En Fuente El Olmo de Fuentidueña, los habitantes celebran lafiesta de Nuestra Señora de la Asunción, a partir del 15 de agosto, cuando las calles se llenan de hijos del pueblo. También festejan San Pedro de Cátedra, su patrón, el 22 de febrero. En Valles de Fuentidueña se celebra el 22 de julio la fiesta de Santa María Magdalena y el 24 de septiembre, con gran devoción, la Virgen de los Olmos.
Espacios naturales: En Fuente El Olmo destaca su arroyo y arboleda y la zona de las lagunas. En Valles destacar el paraje de La Serranilla, que posee un pantano junto a Las Vencías.

EL NOMBRE

Varias fuentes junto al arroyo de las Revillas o Redondas y una gran y variada arboleda regada por el mismo, dan nombre a este municipio, del que se tienen noticias al menos desde el año 1.164, cuando aparecía como Fonte de Olmo. El 'apellido' de Fuentidueña no se le añadió hasta el siglo XIX por pertenecer a dicha Comunidad de Villa y Tierra.

Fuente: Norte de Castilla

11 de junio de 2010

"La Villa", mucho más que patrimonio

Es un lujo para el viajero encontrarse en el camino un lugar como la villa de Fuentidueña, con un conjunto histórico declarado de interés cultural y con una larga historia llena de interesantes personajes que la poblaron. Fuentidueña fue un lugar de importancia, especialmente durante el medievo y a lo largo de los siglos fue ascendiendo hasta convertirse en cabeza de su propia Comunidad de Villa y Tierra, hoy formada por 21 pueblos, a pesar de que hoy el municipio apenas cuenta con un centenar y medio de habitantes, que, junto con el Ayuntamiento, luchan por conseguir nuevamente un lugar privilegiado en la historia y en el turismo, de la mano de sus numerosos monumentos.
Una muralla en recuperación y varias puertas dan la bienvenida al que se acerca hasta La Villa, como es conocida popularmente la localidad en toda la comarca. Así el acceso al municipio se realiza por la puerta del Palacio, la de la Calzada o la de Alfonso VIII.
También desde lejos se divisan, en la parte más alta del cerro, las ruinas de lo que fue su Castillo de Alacer, que significa alegre y que con el paso de los años adoptó el nombre del municipio y pasó a denominarse Castillo de Fuentidueña.
Integradas entre el caserío se encuentran ruinas e iglesias, de las cuatro parroquias que existieron en el municipio. Destacan las ruinas de San Martín, no por lo que queda de ellas o lo que se puede observar, ya que bajo sus escombros se encontró una necrópolis, sino por lo que ya no está. Su ábside fue vendido y reconstruido piedra a piedra por el Museo Metropolitano de Nueva York, donde se exhibe, dentro de su colección sobre los claustros.
Sin embargo, la iglesia de San Miguel permanece en pie y se sitúa como uno de los templos más importantes del románico de toda la provincia, aunque tiene añadidas dos capillas que se construyeron en los siglos XV y XVI.
Aunque fuera de su conjunto murado, también se encuentra otra iglesia hoy bien conservada. Se trata de Santa María la Mayor, de origen románico, muy reformado y que conserva en una de sus portadas un bonito ejemplo de gótico tardío.
Paseando por esta villa monumental se pueden encontrar las ruinas de la ermita de Santa Cruz, las del hospital de La Magdalena, las ruinas del palacio de Álvaro de Luna o el puente medieval sobre el Duratón, entre otros. Sin embargo, la localidad ha sabido explotar su lado más turístico no sólo gracias a este patrimonio artístico, sino también gracias a su patrimonio natural.
Junto al Duratón
La localidad se sitúa de forma estratégica junto al río Duratón y son muchos los vecinos que disfrutan del frescor de estas aguas durante los cálidos días de verano. Pero no sólo los vecinos. Muchos visitantes se acercan en temporada estival a disfrutar del frescor de la ribera y del descanso que ofrece una de las localidades más bellas de toda la provincia.
No en vano por la localidad transcurren dos de las sendas naturales más importantes de la Tierra de Pinares. Una de ellas nos lleva al cerro de San Blas, una atalaya de roca sobre el Duratón, que ofrece unas magníficas vistas de la localidad. El camino ofrece espacios curiosos como la cueva de la Cantera o las vistas del Pico Lopo. El camino transcurre en parte por un vallejo y la ascensión se hace más dura por momentos. Son algo más de tres kilómetros que ofrecen vistas del quejigal, del embalse de las Vencías, del valle del Duratón y de la propia localidad, además de parte de campiña, Tierra de Pinares e incluso parte de sierra. Un conjunto difícil de repetir y de olvidar. Otra ruta lleva hasta el embalse de las Vencías.
Fuentidueña también ha sabido sacar partido de la moda del turismo rural y no sólo con establecimientos, sino con empresas que ofrecen un turismo activo y lo que se ha dado en llamar 'multiaventura' con numerosas actividades para realizar en el lugar y en su entorno.

EL NOMBRE

Los pagos que hoy ocupan el municipio de Fuentidueña, fueron repobladas en el siglo XII por el rey Alfonso VIII con burgaleses que procedían de las tierras cercanas a la localidad de Oña. Este apellido, junto con sus Fuentes dio el nombre al lugar que en el año 1135 aparece como Fontedona, palabra que evolucionó hasta el término actual de Fuentidueña.

FUENTIDUEÑA

Tradiciones: La víspera de la festividad de la Inmaculada, es tradición que los jóvenes recojan leña para después quemar en una gran hoguera que se realiza en la puerta de la iglesia de Santa María La Mayor, donde después los vecinos disfrutan de una rica parrillada de chuletas.
Curiosidades: El ábside de la iglesia de San Miguel fue trasladado a Nueva York, donde permanece, reconstruido a partir de sus 3.300 piedras numeradas.
Gastronomía: Durante las fiestas y la semana cultural se realizan citas gastronómicas para todos los vecinos como parrilladas, concursos de tortillas o croquetas, chocolatada y paellada. Es típico en la localidad el lechazo asado, además del pato asado, las chuletas de cordero y los productos elaborados de la matanza casera. Una bodega produce vino en la localidad con el nombre de su castillo.
Fiestas: La villa celebra San Miguel, el 29 de septiembre; La Concepción, el 8 de diciembre, y una semana cultural en agosto con actividades para todos los públicos.

 
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