15 de julio de 2008

Aldeonsancho, vuelve la tranquilidad

Todos hemos sufrido la "experiencia" de cruzar Aldeonsancho, pues bien.. la nueva variante ha puesto fín a esta tormentosa travesía.

Los vecinos de Aldeonsancho exhiben su satisfacción por la entrada en funcionamiento de la variante, que evita peligros y ruidos.

Una mujer pasea tranquilamente por la travesía de Aldeonsancho, ahora prácticamente desierta

La conocida Ley de Murphy defiende que si algo puede salir mal, es seguro que saldrá mal. En la provincia de Segovia, si había un lugar donde el conductor de un turismo esperaba no cruzarse con un camión era en la travesía de Aldeonsancho. E, invariablemente, ese hecho ocurría, dando la razón a la Ley de Murphy y provocando molestos frenazos.

Si para los conductores resultaba un incordio transitar por Aldeonsancho, para los residentes en este pequeño pueblo el tráfico suponía un peligro. Hasta el pasado 3 de julio, cuando fue inaugurada la variante, una infraestructura largamente demandada por el vecindario de Aldeonsancho en la que la Consejería de Fomento de la Junta ha invertido 1,7 millones de euros.

Desde ese día, Aldeonsancho es otro. Mejor dicho, ha vuelto a ser lo que era hace medio siglo, cuando era noticia que pasara un coche. El octogenario Germán Santamaría ha perdido, en un santiamén, el miedo a cruzar la carretera. Además, asegura que ha bajado el nivel de ruido. “Hay veces que pienso que me he quedado sordo; ya no estaba acostumbrado a este silencio”, señala.

Al igual que Santamaría, el medio centenar de personas que vive diariamente en Aldeonsancho piensa que el cambio ha sido a mejor. Ángeles de Frutos, que solo reside allí los fines de semana, dice dos palabras cuando se la pregunta por la variante: “¡Estupenda!, ¡fenomenal!”. “Ahora podemos aparcar casi a la puerta de casa”, agrega.

Un grupo de vecinos, reunidos en torno a la furgoneta de la panadera que llega todos los días a vender, saca a relucir la noticia del momento. Glice Álvaro asegura estar “satisfecha” por la eliminación de los ruidos molestos, pero cree que, ahora, “el pueblo está muy triste”. Sus contertulias asisten con la cabeza al oír la última afirmación, aunque ninguna de ellas está dispuesta a regresar a la situación precedente.

Ahora, los niños vuelven a montar en bici; Rafael Velasco cree que, por fin, podrá dormir plácidamente por las noches y hasta Saúl Barrio, del bar “La Finca 85” cree que saldrá beneficiado. “La carretera no nos daba público. El que pasaba por ella no entraba y el que estaba dentro del bar no se podía ni asomar”, explica. Ahora, ya sin la amenaza de accidentes, Barrio se está planteando poner una terraza fuera de su establecimiento.

Aunque en voz baja, la gente de Aldeonsancho también pone algunas pegas a la variante. “Nos gustaría que el coche de línea siga entrando al pueblo”, reclama Glice Álvaro, mientras otros esperan que se habilite una salida desde la localidad a Cantalejo, como había hasta ahora. Pero, pegas aparte, un pequeño grito resume lo que piensa Aldeonsancho: “¡Qué paz aquí hay aquí ahora!”. Hasta se está construyendo una casa rural en la travesía. Antes, sería impensable.

Fuente: El Adelantado.

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